jueves, 13 de enero de 2011

Nadar

Me encanta nadar, no por el hecho de hacer ejercicio, sino por el de estar metida a remojo. Me encanta sumergirme y dejarme llevar a través del agua. Lo mejor la sensación de vacío cuando metes la cabeza debajo del agua, es como si el mundo se parase.

Cuando estaba embarazada de Hugo esta afición se convirtió en una necesidad prioritaria, ya sea por el peso, o por el calor del verano (Hugo nació el 8 de septiembre). Pero creo que el motivo principal era la conexión que establecía con él....supongo que la flotación hacía que los dos estuviéramos más ligeros y tuviéramos más movilidad, porque vaya si se movía! . Los dos nos uníamos a través del líquido.

Hoy he ido a nadar, hacía meses que no podía y me ha sentado de maravilla.

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